Edad recomendada: De 3 a 7 años. Familiar.
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Duración: 50 minutos. minutos.
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Idea y Dramaturgia: Josefina Arias
Actriz-Manipuladora: Josefina Arias
TÃteres y objetos: Josefina Arias, Ramón del Valle
Canciones: Ramón el Valle
Dirección: Ramón del Valle
FotografÃa: Laura Uveh
- La taquilla se abre UNA HORA antes del comienzo del espectáculo.
- Los niños menores de 1 año no pagan entrada mientras no ocupen asiento.
- Se ruega puntualidad. No se permitirá el acceso a la sala una vez empezada la función.
- Por cuestiones de aforo las reservas se deben recoger hasta media hora antes del inicio de la función pudiendo ser anuladas pasado este plazo.
- Descuentos a grupos a partir de quince personas.
La obra pretende recuperar la bella costumbre de contar cuentos en familia, el valor de los cuentos de tradición oral como medio para desarrollar la imaginación infantil y el placer de la escucha que nos conduce a la convivencia.
Una titiritera se presenta acompañada de una añosa cesta, que encontró abandonada en una estación de tren, y del cofre de un viejo marinero. Asegura que los objetos antiguos, si sabemos escucharlos, siempre encierran muchas historias y alguna sorpresa. Sus palabras son sabias y ciertas, porque si observamos atentamente, veremos como de estos viejos objetos -la cesta y el cofre- surgen de forma sorprendente multitud de personajes que dan vida a dos fábulas tradicionales diferentes: "El Conejo preguntón" y "La Mar salada".
El Conejo preguntón. Pimpe era un conejo inquieto y muy curioso. Se pasaba todo el santo dÃa haciendo mil preguntas a cualquiera que se cruzara en su camino, porque las respuestas de su paciente padre no acababan nunca de convencerle. Un dÃa, su insaciable curiosidad le llevo a querer buscar al hombre. QuerÃa conocerlo a toda costa, aunque todos le habÃan advertido que debÃa evitar al hombre y cuidarse de él, porque era el animal más cruel y peligroso de la tierra.
La Mar salada. En un pueblo de pescadores vivÃan dos hermanos: Marino y Coral. Un mal dÃa a sus padres se los llevó La Mar. Coral y Marino se quedaron solos, heredando de sus padres una barca y la tarea de cuidar y atender un viejo faro. Marino se quedó con la barca y Coral se encargó de mantener el faro encendido para guiar a los barcos a buen puerto. Con tan pesada carga, Coral no disponÃa de tiempo para cuidar el huerto ni para ir a pescar y tenÃa la despensa siempre vacÃa. Sin embargo, su hermano, que salÃa a pescar todos los dÃas, tenÃa la despensa completamente llena…