
Se aborda una realidad desgarradora, la prohibición del acceso a la educación para las niñas en países como Afganistán, a través de la figura de una niña que no puede asistir a la escuela y se comunica con el mundo mediante dibujos.
Dibújame una palabra combina interpretación, poesía, arte gráfico, elementos multimedia, sonidos y silencios como herramientas dramatúrgicas para dar forma a esta metáfora visual y poética de la resistencia creativa frente a la opresión.